Un pequeño recorrido por diferentes técnicas artísticas

domingo, 6 de junio de 2010

Jardín de elefantes

Jardín abstracto


Jardín de elefantes
(poema incinerante para una despedida)

Me niego y reniego

mientras riego

este jardín de elefantes,

que espero que mi jardinero plante

si no me hace un desplante

y unido a mi despiste

torzamos el volante

y en ese mismo instante,

con ese talante,

atravesar la luna

en este fiel vehículo

bien atornillado,

con gesto adecuado,

apropiado,

aventajado,

con pétalos acolmillados

de marfil y otras hierbas

y plantas aromáticas

como las de los mismos pies,

tus pies,

mis pies,

los pies que pisan sin volar

los pies que ríen sin pensar,

los pies que no sienten cosquillas,

los pies de quien se ha roto una costilla,

los pies descalzos por el parque,

los pies desnudos,

los pies pisados,

los pies que dejan huella,

no como los de un hombre cualquiera,

para quien lo quiera

poderlo meter en la nevera

quiera o no quiera.

Por favor, acelera,

no lleguemos tarde

al jardín de los elefantes

de pétalos acolmillados,

amarfilizados,

afilados,

alados,

hados,

que el destino crean,

que el destino manejan,

que por nada se quejan,

que disfrutan quejando,

hilando,

besando,

pariendo,

jodiendo...

Que no hay nada como ver salir el sol

cuando ya te cansaste de la luna,

que nadie sabe lo que le cuesta a una

acostarse cuando el día amaneció,

normalmente después de la una.

Que las leyes se han roto, eso es cierto,

pero tú, cariño, no me quieras,

no me vuelvas ni a mirar siquiera,

tampoco me dirijas la palabra,

que suena en mis oídos macabra,

creo que estás como una cabra...

¡Anda, vete al monte!,

¡anda, vete al río!,

¡anda, vete a la mierda!

yo de ti ya no me fío.

Y así se acaba esta historia

porque ya me ocupa mucho,

aunque ello no me preocupa.

Ustedes queden en gloria

y vayan con la paz de Dios,

y regresen a sus casas

y no vuelvan por la mía,

que otro gallo les cantara

y otro ciego les vería.

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